Susanna Wesley fue una madre de hijos incomparablemente brillante y culta que sacudió dos continentes para Cristo. Ella escribió: “Me conformo con llenar un pequeño espacio si Dios es glorificado”. Describió su ahora famoso compromiso con la crianza de los hijos con estas palabras:
Nadie puede, sin renunciar al mundo, en el sentido más literal, seguir mi método; y hay pocos, si es que hay alguno, que dedicarían más de veinte años de la flor de la vida con la esperanza de salvar las almas de sus hijos, que creen que pueden salvarse sin tanto esfuerzo. Ésa era mi intención principal, por más que la haya llevado a cabo de forma torpe e infructuosa.
Dorothy Patterson dijo: “Nadie —ni maestro, ni predicador, ni psicólogo— tiene la misma oportunidad de moldear mentes, nutrir cuerpos y desarrollar la utilidad potencial de sus hijos como una madre”.
La hija de una columnista serial (Ann Landers) describió a su madre como una "mujer profesional" que juntó un marido, una hija y un perro para enriquecer SU vida. Según la hija, el único que NO resultó dañado por este enriquecimiento fue el perro.
A Napoleón le preguntaron qué se podía hacer para restaurar el prestigio de Francia. Él respondió: "¡Dadnos mejores madres!".
Timothy Dwight, ex presidente de Yale, dijo: "Todo lo que soy y todo lo que seré se lo debo a mi madre".
“Estamos viviendo una situación familiar paradójica y negativa, fruto de nuestro sincero deseo de que las mujeres sean iguales a los hombres en todo”, afirmó el presidente ruso Mijail Gorbachov, añadiendo que Rusia no busca formas de hacer posible que las mujeres regresen a “su misión puramente femenina”.
No abandonemos el alto llamado de Dios tal como Él lo diseñó para expresarse mejor a través de los roles separados y complementarios de hombres y mujeres: madres y padres.
