Utilice su mejor y último dinero para educar a sus hijos. Sin embargo, si se acaba todo el dinero o se produce un colapso total de la economía, aquí le ofrecemos algunos consejos sobre cómo enseñar con un presupuesto limitado.
Para empezar, use lo que TIENE. Es el viejo principio bíblico de los panes y los peces. Empiece con lo que TIENE y su Padre Celestial le multiplicará otros materiales a medida que vaya conquistando los que ya tiene, primero. Si está fuera de su elemento, por ejemplo, lejos de su país de origen, use cualquier libro que honre a Dios que haya sido escrito en la lengua materna de su hijo. Puede leerles de él a los niños pequeños; los niños mayores pueden tomarlo al dictado, narrarle lo que han escuchado y escribir sobre ello. Si son pequeños, pueden aprender el alfabeto y cómo leerlo palabra por palabra. Incluso podrían sumar y restar contando todas las palabras de la página, dividiéndolas, multiplicando las líneas de las mismas, estimando cuántas hay en la página siguiente, resumiendo una página a la vez, bosquejándola, etc. Algunas madres pueden ser propensas a pensar, con un suspiro, “No tengo el trabajo completo del curso para todos los niños” y pueden usar ese hecho para sentirse tentadas a no hacer nada en absoluto. Pero solo usen lo que PUEDEN tener a mano, hasta que ESO se haya superado.
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