Si te encuentras en la necesidad de brindar algún tipo de asesoramiento, aquí tienes una idea útil. Podrías señalar que tanto la rectitud como la maldad son DIRECCIONES: cada una tiene su propia velocidad y su propia trayectoria. No son posiciones estáticas, sino dinámicas en movimiento: van a alguna parte, poco a poco.
Me topé con esta cita que resume el punto al leer el comentario de Charles Spurgeon (predicador británico del siglo XIX) sobre el comienzo del Salmo Uno.
“No anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores”. Al principio, simplemente andan en el consejo de los descuidados e impíos, que se olvidan de Dios; el mal es más práctico que habitual. Pero después de eso, se acostumbran al mal y se interponen en el camino de los pecadores declarados que violan voluntariamente los mandamientos de Dios; y si se les deja solos, van un paso más allá y se convierten en tentadores de otros; así, se sientan en la silla de los escarnecedores y otros los miran como maestros en Belial”. (Spurgeon)
La cuestión siempre es "¿A dónde conduce?". Un buen asesoramiento siempre hace que la persona aborde ese tema por SÍ MISMA.
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