En el centro del universo, el enemigo ha "rondado como león rugiente" para conseguir una cosa y sólo una cosa: obtener acceso y dominio sobre el tranquilo asiento de la voluntad en el corazón del hombre y en Dios mismo. ¿Dónde se encuentran la voluntad y lealtad supremas del hombre? ¿Dónde se encuentran la voluntad y lealtad supremas del Hijo de Dios? ¿Puede ser tentado?
La ambición del enemigo esconde una perniciosa e insistente obsesión: la de adueñarse de la esencia del alma de ambos. Adán y Eva fueron tentados. El propio Hijo de Dios fue tentado. Las similitudes entre las tentaciones son asombrosas.
Ambas tentaciones fueron lanzadas a los COMIENZOS
Tanto la humanidad como el Hijo de Dios fueron golpeados con sus últimas tentaciones desde el principio, en sus comienzos. No hubo tentaciones pequeñas, menores, ni insignificantes a las que acostumbrarse. El ataque brutal fue como una toalla mojada que les golpeó la cara de la nada, desde el principio. Sin advertencia, sin desarrollar músculo espiritual. Sin ninguna estrategia militar aprendida o siquiera insinuada como necesaria antes del ataque. Todo comenzó con el colosal golpe letal del enemigo, cuyos resultados resonarían a lo largo del tiempo en ambos casos.
Adán y Eva acababan de ser creados, y el Hijo de Dios acababa de salir de las aguas de la libación (su bautismo) con un pronunciamiento de Dios mismo de que éste era el mismo Hijo de Dios, en quien Dios Padre estaba muy complacido. ¡Pum!: entra el enemigo para lanzar su gran ataque frontal. ¡Y lo que es aún más descabellado es que Dios lo permite! ¿Por qué? ¿Podría ser, podría ser, porque la cuestión del señorío tuvo que ser planteada ante nosotros como nuestra primera pregunta y se nos volverá a plantear como nuestra última pregunta con nuestro último aliento? ¿Será quizás porque no hay otra pregunta final?
Ambas tentaciones comenzaron con la implantación de una duda seria:
En el caso de Adán: “¿Conque Dios os dijo?”
En el caso de Yeshua: "SI eres Hijo de Dios..."
En ambos casos se ofreció una mayor divinidad como tentación .
En el caso de Adán: “Seréis como Dios”.
En el caso de Yeshua: “Te daré mi autoridad sobre las naciones”.
Ambas tentaciones ocurrieron muy probablemente en el mismo lugar, en los lugares altos:
Adán está en el monte Sión (Ezequiel 28:13 describe el Edén como el monte Sión).
Yeshua está en el Monte Sión, en lo más alto del pináculo del Templo. (ver notas a continuación)
Resultados:
Adán fracasó al dejarse llevar por sus propios razonamientos.
Yeshua triunfó aferrándose a la palabra eterna de Dios, ya establecida.
Las preguntas, en definitiva, fueron las siguientes:
¿Dónde está el corazón? ¿Quién es el dueño de su lealtad? ¿Cuál es su inclinación? ¿Dónde VIVE, día tras día, dentro y fuera de todas las decisiones pequeñas y grandes? Tanto Dios como el enemigo quieren siempre saber la respuesta.
Notas:
* Los CINCO “yo quiero” de Satanás (Isaías 14:13, 14) se encuentran con los CINCO “yo quiero” de Dios (Isaías 13:11, 12).
* Hubo guerra en el Edén celestial (Monte Sión) antes del tiempo (Ezequiel 28:16): Os expulsé del monte de Dios, os arrojé.
* Hubo guerra en el Edén terrenal (Génesis 3): Adán y Eva fueron expulsados del monte de Dios.