Sin un Dios verdadero al cual agradecer, los humanistas ingratos caen en un lío de enigmas mentales.
Tomemos como ejemplo la teoría de la evolución. ¿Qué es lo que les da un dolor de cabeza a los evolucionistas? Cualquier concepto que no funcione en su teoría sin Dios. La creación no necesita un Dios para haber ocurrido, ¿o sí?
He aquí un concepto que sólo Dios podría llevar a cabo: el concepto de simbiosis. Digamos que las mutaciones imaginadas por los evolucionistas pueden crear la abeja, y sus mutaciones imaginadas pueden crear la flor, pero los evolucionistas no pueden hacer que la abeja QUIERA la flor ni que la flor NECESITE a la abeja. Ajá, simbiosis... "ahí está el problema". Todas las orgullosas mutaciones de los evolucionistas son procesos destructivos, no constructivos. Deforman, desinflan, desorganizan y desmontan. Así que, despídanse de la abeja y de la flor, y entierren la idea de que alguna vez se necesitarían mutuamente. Y por el amor de Dios, no sean agradecidos. ¿A quién o a qué?
En verdad, hemos nacido en un universo complejo y creativo, diseñado por un intelecto muy grande, con el que llegamos a vivir en un estado continuo de asombrado agradecimiento.
¿Qué habría pasado si hubiéramos nacido en un universo vacío? No habría cosas en ese universo, nada con lo que jugar; sólo gente vacía caminando como postes de cercas aturdida y asistiendo a eventos vacíos. Nada ocurría en ninguna parte. Afortunadamente, lo que vemos en el mundo que Dios diseñó es exactamente lo opuesto: todo en todas las direcciones, un reino infinito, repleto de posibilidades infinitas.
Tomemos algunos ejemplos "al límite" de la infinitud que Dios plantó en las cosas cotidianas, que normalmente pasamos por alto sin pensar. Nuestra realidad infinita de 360 grados nos brinda abundante material para evocar nuevas acciones de gracias en direcciones siempre nuevas.
Aquí hay algunos ejemplos. Cualquier tarea doméstica realizada por un hombre o una mujer eventualmente se topa con un problema: ¡podría repetirse infinitamente! ¡Ay! Alguien podría limpiar la casa infinitamente, llegando a usar bastoncillos de algodón en todos los rincones, ¡y luego verse arrastrado aún más lejos para limpiar los bastoncillos de algodón! ¡Esto le da un nuevo giro a la limpieza "profunda"!
He aquí algunas realidades infinitas: se podría dividir una vara de medir infinitamente y, en teoría, no detenerse nunca. Las esporas de diente de león flotan y luego van ¿adónde? ¿Y DESPUÉS infinitamente a dónde? Se podrían estudiar bacterias, corazones, estrellas o tiroides infinitamente.
Y, lejos de que nada suceda en nuestro mundo, todo está sucediendo, en todas partes.
¿Y la gente-poste? Ya se han creado al menos 8 mil millones de tipos de personas que NO son postes de cerca, y nadie sabe cuándo ni dónde dejarán de crearse esas criaturas. Si cada ser humano tiene un ángel guardián en el reino invisible, veamos, eso significa que hay al menos otros 8 mil millones de criaturas que tienen la capacidad de pensar inteligentemente. Eso suma 16 mil millones (y sigue aumentando) de criaturas dotadas de intelecto. Añadamos (a este mundo que es cualquier cosa menos aburrido) 350.000 tipos de insectos que básicamente funcionan sólo por instinto, y todas sus infinitas actividades de correr de un lado a otro.
Sí, vemos infinitos en todas las direcciones. Cada uno de nosotros es un trozo de circunstancias infinitas, de comunicación infinita, de matices infinitos de emociones, de vivir en un mundo tridimensional que también puede estar viviendo dentro de un mundo cuatridimensional, o de una infinidad de dimensiones en la eternidad.
En verdad nacimos en un mundo repleto de vida en el nivel físico, metafísico y espiritual. Ya se hacen una idea. Dios es extraordinario al crear la vida que cada uno de nosotros vive en todos sus deslumbrantes detalles cotidianos. Él no es un Dios aburrido. Y nosotros no somos un terreno baldío. Oh, vengan y agradezcamos eternamente el don de nuestra inescrutable existencia.
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