¿Está esperando visitas? Aquí le ofrecemos siete consejos.
Uno: piensa en estrategias de resistencia. Modera tu propia capacidad de respuesta. Muestra una sonrisa cálida y tierna en tu rostro, y eso es todo . Di muy poco, ya sea de tu propia opinión o en respuesta a la de ellos. Espera hasta el final de su visita para agregar tus historias o para ser muy receptivo a ellos, de modo que si te derrumbas, sea al final de su tiempo juntos. Conserva tu propia energía.
Dos: Examínese con frecuencia para detectar el estrés. Examine su abdomen: "¿Tengo el abdomen tenso?" Y su respiración: "¿Tengo la respiración superficial?". Realice biorretroalimentación conscientemente. Relaje los músculos abdominales, profundice su respiración, haga sus acciones más lentas y baje la voz. Como escribió Shakespeare en El rey Lear : "Su voz era siempre suave y baja, algo excelente en una mujer". Todo esto tendrá un efecto calmante sobre usted.
Tres: Mantenga una conversación privada y continua con el Señor. Ore por todo, incluso por lo que va a cenar. Esta dulce comunión interna lo renovará continuamente. Alábelo mucho en su interior. La alabanza refresca y restaura la perspectiva sobre el panorama general. Los parientes a menudo nos llevan a los detalles más pequeños.
Cuatro: Si sientes alguna crítica o desafío, juega a la pelota quemada. No respondas; no te lo tomes a pecho. Cambia la conversación hacia algo sano y original. Desviar las conversaciones es una de las mejores estrategias para usar con los familiares; ellos nunca se dan cuenta de que lo estás haciendo. En esos momentos, ponte mentalmente en una burbuja de Dios; recuerda que tu "ser" y "acciones" le traen gran deleite, y que Él conoce tus buenos motivos para las decisiones de tu propio estilo de vida. Estarás solo ante Él en el gran bar.
Cinco: Si alguien es cruel contigo, actúa con el espíritu opuesto. Olvídate del último comentario y sírvele té. :)
Seis: Sal de la habitación y tómate unas vacaciones de un minuto.
Siete: Busca atajos para todo: cambia las fundas de las almohadas en lugar de las sábanas, prepara comidas más rápidas, etc., y delega en tu empresa todo lo que puedas. Esto les ocupa de forma productiva, les quita la atención de ti, les hace sentir útiles y aligera tu propia carga. Basta con pensar en el orden del día, no tienes por qué hacerlo tú también. La administración requiere energía mental, no lo olvides. Tú eres el único del grupo que puede encargarse de la administración. Eso es un trabajo en sí mismo.
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