Todas las relaciones humanas cercanas (en todas las direcciones) acaban convirtiéndose en algo que hay que procesar dentro de la propia psique. Resulta muy útil e importante sacarlas de la niebla gris a veces mediante una reflexión profunda... reconociendo y aclarando en privado las dinámicas recurrentes y trazando estrategias de afrontamiento y adaptaciones eficaces para que uno mismo pueda seguir adelante.
Es imposible estar en una relación (en cualquier dirección) y no tener todo tipo de cosas a las que adaptarse. Todos venimos en algún tipo de paquete, al igual que nosotros mismos. Por lo tanto, el trabajo relacional continúa y continúa... uno nunca termina con él. Debido a que es tan ineludible, puede ser una de las razones principales por las que la experiencia en la tierra -su escuela- nos pule espiritualmente de mil maneras.
“¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33).