A todos nos gustaría avanzar en nuestras relaciones con una conversación madura y directa y terminar con eso, en TODOS los temas. Pero, ¡ay!... los seres humanos no son tan fáciles de tratar ni de cambiar. Cada cónyuge se enfrenta a cada tema con una larga historia de hábitos, perspectivas y estrategias de afrontamiento muy diferentes a las nuestras. El matrimonio es el lugar donde crecemos una segunda vez, a niveles mucho más profundos, de maneras mucho más complejas. Manejar nuestras emociones, pensamientos y respuestas a un ser humano muy diferente a nosotros es donde aprendemos las complejidades y delicadezas del amor. Cuando miremos hacia atrás a lo largo de las décadas, veremos que no somos las mismas personas. Dios está haciendo de nosotros algo mucho mejor. Algo con lo que incluso estaremos de acuerdo... ¡con el tiempo! 🙂