El sí continuo de Dios a cada una de nuestras oraciones

El sí continuo de Dios a cada una de nuestras oraciones

Renee EllisonApr 26, '20

Todas las promesas de Dios son “sí” y “amén” en Cristo (2 Corintios 1:19).

“Si algo pidiereis en mi nombre, os lo daré” (Juan 14:14).

¿Cómo puede ser esto? ¿Absurdo? Muchos pastores han dicho: “No me voy a meter con este o aquel versículo. Lo vamos a pasar por alto”. Pero, tengan la seguridad de que si estas declaraciones vienen de la boca de Dios, no son mentiras.

Dios nos da declaraciones verdaderas, pero no infinitas. Hay más en esta declaración de lo que Él puede decirnos ahora. La parte que Él dijo es real. Podemos dejar de lado nuestra actitud desanimada y desanimada y orar con fervor y confianza. Convertir nuestras dudas en oración en un tesoro celestial seguro. Podemos seguir adelante y expresar cada oración que se acreciente en nuestro pecho. Y podemos expresarlas con expectativa.

Primero Él nos escucha....

Nuestras oraciones no se disuelven en una especie de papilla cósmica. Miles de veces en las Escrituras Él dice: “YO te ESCUCHO” cuando oras. Él coloca nuestras peticiones en Su gigantesco tablero de ajedrez, las integra en Su enorme “cerebro computacional” y hace avanzar la historia a la luz de ellas. Es casi como si Él nos incitara a orar… disfruta del desafío, retoza con felicidad en Su omnipotencia a la luz de más oraciones que acaban de llegar. El creyente puede llevarlo al banco: nuestro Padre Celestial nos escucha.

Y luego nos responde...

Como Dios trabaja con múltiples historias a la vez y con todos los factores del universo en sus manos para diseñar de una manera u otra, sumar nuestras oraciones invariablemente complica las cosas. Sin embargo, Dios no es ajeno a las complicaciones. Millones de pedidos de oración no son ningún problema para Él. Él transforma nuestras temblorosas súplicas en enormes beneficios para nosotros, mucho más allá de un simple “sí”.

Si se le da suficiente tiempo, Dios resuelve muchas complicaciones mediante demoras, transfusiones de nuevos desarrollos, giros inesperados y resultados sorprendentemente mejores. En Hebreos 11 leemos que “murieron sin haber recibido aún la promesa”… Nótese que Él no dijo que la promesa fuera falsa, o que hubiera terminado, o que se hubiera vuelto nula y sin valor. Él todavía tiene mil años de reinado milenario en la tierra por delante, y mucho menos la vida más allá de los actuales cielos y tierra “enrollados”. ¡Ah, algunas de Sus respuestas pueden venir fuera del tiempo!

He aquí un pequeño ejemplo de cómo respondemos los padres a las “oraciones” de nuestros hijos. Pensar en esto, que sabemos, puede ayudarnos a desgarrar el velo de la paradoja entre la magnífica promesa y la aparente contradicción de la experiencia de una oración sin respuesta.

Johnny le pide a su padre un timbre nuevo para su bicicleta. Pasan seis meses sin obtener respuesta. El padre espera no solo darle a Johnny un timbre para bicicleta, sino una bicicleta completamente superior y el timbre. Pero para lograrlo, el padre tiene que esperar hasta que el hermano mayor de Johnny reciba su fabulosa nueva bicicleta de paseo, y luego el padre le dará la primera bicicleta excelente al hijo menor. El hermano mayor de Johnny necesitó esos seis meses para completar sus ahorros para poder adquirir esa bicicleta de paseo. Esto es solo un vistazo a la logística necesaria para ejecutar respuestas dentro del plano físico, material. ¡Imagínese trabajar así en el plano moral, de carácter y espiritual para todos los creyentes a la vez! Es alucinante.

Dios está continuamente, amorosamente, siete movimientos de ajedrez por delante de nosotros. Él es sí a nosotros. Él es “sí” a un yo mejor, más avanzado, eternamente maduro de lo que posiblemente podamos imaginarnos. Él tiene grandes planes para lo que está haciendo con nuestras oraciones. Dios es “sí” a su pueblo, siempre y para siempre. Inclinémonos y oremos.

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