Podríamos tener una idea de lo complejas que son las relaciones (por diseño de Dios, dicho sea de paso) si Dios nos hiciera preguntas como (según CS Lewis): “¿Cuántas horas hay en una milla?” y “¿El amarillo es cuadrado o redondo?”.
Las relaciones son incomprensibles, pero existen a nuestro alrededor en todos los 360 grados. ¡Las relaciones familiares estrechas, en particular, son lo que son !
Dios obtiene una gran victoria cuando finalmente vamos más allá del mero enredo necesario y de la capacidad de improvisar para realmente rascarnos la cabeza y preguntarnos acerca de ellos : “¿Qué SON?”, en primer lugar, y “¿Por qué están en nuestra vida?”, en segundo lugar, y “¿Por qué cada una de estas personas es tan completamente diferente de MÍ?”.
Lo que Dios hace en todas las dinámicas relacionales y a través de ellas es un asunto de gran importancia para Él. Él las usa en nuestras vidas para algo ahora y para algo que aún está por suceder. En relación con ellas, Él nos ha llamado a caminar con suavidad, a maravillarnos más, a estar alerta y a orar con compasión.