¿Has visto la película El festín de Babette ? Creo que transmite un mensaje contundente sobre cómo servir a nuestras familias con excelencia y sensibilidad artística. Una de mis partes favoritas, al principio de la película, es ver la reacción del anciano ante el cuenco de sopa que Babette amablemente le puso delante. Esa amabilidad se extendió por toda la sopa gracias a su cuidado con las especias. La comida puede ser portadora de significado... como puede serlo cualquier emprendimiento si uno lo eleva con su cuidado.
La otra cosa que me pareció más memorable de la película fue ver a gente común atrapada en el arte, descubriendo para su sorpresa una parte de su propia humanidad que no sabían que existía. En este caso, fue el arte de comer ... varios platos... saboreados... comidos lentamente (omitiríamos el alcohol) hizo que otra parte de ellos despertara... comunicándose amorosamente entre sí en otro nivel... no solo conociéndose en un entorno funcional unidimensional de trabajo.
Este tipo de dolores momentáneos, provocados por el arte, nos enseñan que existe otra existencia en algún lugar, de la que esto es sólo el preludio. El filósofo alemán Goethe dijo: “Hay tanto en nosotros que anhela desarrollarse aún, incluso cuando somos viejos, que eso indica que fuimos creados en última instancia para una vida más allá de ésta”.